Instituciones gremiales como la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, escriben su historia épica todos los días. Estos 95 años, encuentran a la ANP vital, vibrante, vigente y convocante en costa, sierra y selva. La primera organización de periodistas del país ha sabido hacer de su compromiso con el pueblo el norte de su andar gremial. Ese caminar que inició aquel histórico 21 de julio de 1928 y que la convertirían en la gloriosa ANP.
Sus fundadores, entre ellos el Amauta, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez, Germán Lazarte, Fernando A. Franco, Edgardo Rebagliati y el ilustre tacneño, Federico Barreto, entre otros, supieron sentar sólidos pilares de una institución que nació predestinada a convertirse en la voz de las y los periodistas. Sin discriminaciones de ningún tipo, convencidos de la defensa del derecho a informar y a saber, sin condicionamientos que la conviertan en privilegio de unos pocos. Los fundadores marcaron el camino a seguir.
Desde ese día la ANP sabe y ha hecho suya la responsabilidad con los periodistas y el periodismo, pero también con la institucionalidad y la democracia. Una organización casi centenaria no puede rehuir ni ponerse de costado en circunstancias en las que peligra la democracia, en la que se debilita la institucionalidad del país. Las etapas más difíciles de la vida republicana del Perú han tenido a la ANP como institución baluarte en la defensa de derechos y libertades. Ello a costa, muchas veces de la vida e integridad de quienes fueron dirigentes y afiliados a la matriz histórica del periodismo peruano. Mártires del periodismo que ofrendaron su vida en la búsqueda de la verdad, que utilizaron la pluma para darle voz a los más desvalidos, a los invisibilizados, a los marginados.
¿Qué dirían ahora esos regímenes autoritarios que intentaron silenciarnos? ¿Qué dirían aquellos que en más de una ocasión intentaron avasallar con su autoritarismo, sus tanques, insultos y estigmatización? ¿Qué dirían quiénes pretendieron desvanecer la voz de las y los periodistas en su condición de trabajadores y trabajadoras? Hoy, a todas esas voces, les decimos que la ANP cumple sus 95 años más viva que nunca para defender los derechos de los hombres y mujeres de prensa.
La ANP tiene una vocación genuina de lucha contra la impunidad, batalla por mejores condiciones de vida y trabajo de las y los periodistas, defiende la libertad de expresión por principio, apuesta por la formación como instrumento de movilización y acción, sustenta su hacer en la fraternidad y la solidaridad.
El andar en clave colectiva, sigue siendo el motor de una institución que ha sabido anclar su verbo y su acción en más de un centenar de provincias del país. Reconociendo las diferentes manifestaciones culturales de los pueblos del Perú y a los periodistas locales que relevan los usos y costumbres históricas en cada región. De frontera a frontera, la impronta de la ANP se impone.
El nervio de la ANP se hizo sentir con rotundidad tanto en las décadas del 80 al 2000 en que perdimos más de 60 periodistas; como en la pandemia que nos arrebató a casi 200 colegas. En momentos en los que el Estado esquivaba su responsabilidad, la ANP supo estar ahí.
Este aniversario nos encuentra en circunstancias adversas para la democracia, el periodismo, para las y los periodistas. No solo por la innegable crisis de confianza en el sector, que debe ser enfrentada con amplio espíritu autocrítico, sino además por la envalentonada acción de los enemigos de la libertad de prensa que vienen por nuestros derechos, nuestras libertades, nuestra dignidad. El creciente autoritarismo nos necesita unidos y unidas como trabajadores, trabajadoras del periodismo, consecuentes y coherentes con nuestros principios y valores.
La ANP, en esta fecha aniversaria, entendiendo el periodismo como instrumento de la defensa de los derechos humanos, se solidariza con las familias de los peruanos asesinados en el contexto de protestas y con los más de 180 fotoperiodistas, reporteros, reporteras atacados en Lima y regiones en la cobertura de las movilizaciones. A ellos y ellas les recordamos que este gremio se mantendrá firme en la lucha por sanción, reparación, y condiciones seguras para la cobertura periodística.
El 21 de julio no es una fecha estelar exclusivamente para quienes formamos parte de la ANP. Es una fecha que está inscrita en la historia del periodismo peruano. El nacimiento de la primera organización de periodistas, la primera expresión vigente de la organización colectiva de periodistas, debe ser motivo de júbilo para todos quienes desarrollamos esta noble actividad. Sin mezquindades, reconociendo el sitial que cada institución ha sabido ganarse a pulso a lo largo del tiempo.
La ANP son sus bases, hoy sus 117 filiales. La ANP son sus afiliados y afiliadas que lucen orgullosos y orgullosas el escudo gremial de la ANP reclamando lo que es justo. Por ello es ingente la necesidad de asumir, sin dubitaciones, lo que significa ser parte de esta casa gremial histórica. La ANP presente y futura será tan coherente, fuerte y vigente como lo sean sus afiliados y afiliadas.
Que la vocación de servicio de esta institución, de la ANP, de nuestra querida ANP, esté siempre vigorosa por el bien del periodismo, de las y los periodistas y del Perú.
¡Qué viva la familia ANP!
¡Jallalla ANP wila masinaka!
¡Noa beneshaman non kaibobo ANP!
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL