La Asociación Nacional de Periodistas del Perú tiene un sitial único en la historia del periodismo en el país. Es una institución vibrante, vigente y necesaria. De frontera a frontera, su lucha gremial, fraternidad y solidaridad la mantienen de pie. Nunca calla ante los poderosos, la injusticia, la tiranía, el atropello. Su identidad ha sabido trascender generación, tras generación, sus principios y valores siguen siendo el faro gremial para confrontar los desafíos de todos los tiempos.
Rumbo al centenario, estos 94 años, la encuentran vital, firme en su deber de defensa de la vida y trabajo de las y los periodistas, su acción contra la impunidad, su apuesta por la información como derecho del pueblo. Los tiempos nunca han sido buenos para el periodismo libre. La amenaza, el ataque físico, el hostigamiento, el acoso judicial, político y digital, las trabas al acceso a la información, multiplicados en época de conflicto social o procesos electorales, hacen aún más compleja -y necesaria- la actividad informativa. Ante ello las y los periodistas no están solos ni solas, con ellos y ellas está la institución. La apuesta por la acción colectiva es nuestra más genuina forma de encarar la crisis económica, política, social, ética y moral que aparece como devastadora.
En este aniversario, el justo homenaje a los fundadores y mártires de la indiscutible matriz histórica del movimiento organizado de los periodistas. La ANP es parte del legado del Amauta José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez. Fernando Franco, Germán Lazarte, entre otros. Una obra genuina que entre 1980 y 2000 perdió a sus más preclaros dirigentes y afiliados, hoy mártires del periodismo nacional que ofrendaron sus vidas por la verdad en Uchuraccay, Huanta, Lima, Huacho, Huancavelica, Huamanga, Juanjui, Rioja, Piura, Tingo María, por nombrar alguno de los lugares que padecieron el mayor número de crímenes contra nuestros colegas.
A lo largo de sus muchos años de existencia la ANP ha librado las más estoicas batallas en procura de la libertad de prensa, como sustento indispensable para una democracia real y para la evolución de la sociedad peruana, en la que el periodista se realice con dignidad.
Hoy, 94 años después, como en sus orígenes la ANP está animada por un extraordinario espíritu sindical, reivindicativo. Con una actitud que interpela una etapa dura para quienes tenemos la responsabilidad de informar. El menoscabo de la confianza de la gente frente a nuestra actividad, a consecuencia de cierta actitud de la prensa que parece olvidar la esencia de esta noble profesión, nos demanda una recta actitud moral como colectivo. Las premisas son claras: Libertad de Prensa, sí, nunca libertinaje. Información como derecho del pueblo, sí, nunca como instrumento de los poderosos.
La ANP nació en un año dramático para el país, como respuesta a la ingente necesidad de tener “una institución que sepa aquilatar la honradez, la energía, la perseverancia y el esfuerzo que repercuta en el progreso de la colectividad”. Hoy, la desventura marca nuevamente la vida política y social de la patria. Corrupción, precarización, injusticia son los signos de los tiempos que exigen un gremio que sepa situarse en el lado correcto de la historia, que sume su lucha a la posibilidad de un Perú más digno, justo y democrático.